El
piramidal o piriforme es un músculo situado en la pelvis, en la parte profunda
de la región glútea. Se origina en la cara anterior del sacro y se inserta en
la cara superior del trocánter mayor del fémur.
Una
rama del nervio ciático, pasa muy próximo al piramidal e inerva al propio
músculo, pero lo más importante es que el ciático, en su trayecto descendente a
lo largo del muslo, pasa muy próximo al músculo piramidal. En la mayoría de los
casos, el ciático pasa por debajo del piramidal, pero en algunas personas el
nervio atraviesa el músculo.
Es
el principal rotador externo de cadera y actúa así cuando la articulación se
coloca en posición neutra o extendida, ya que a 90º de flexión se convierte en
aductor y rotador interno de cadera. Posee una importante función
estabilizadora en la articulación, ejerciendo una fuerza de coaptación en el
acetábulo. El músculo piramidal tiene mucha importancia en la patología
osteopática cuando se trata del diagnóstico de la pelvis y sacro, ya que marca
un eje de torsión sobre el que se asientan varias lesiones mecánicas. A partir
de esas fijaciones podemos encontrar cadenas fácilmente lesionables que van a
generar patologías a distancia. Un piramidal con espasmo provoca una rotación
del sacro que debe ser compensada a lo largo de la columna vertebral en sentido
ascendente, alcanzando incluso al occipital.
La
compresión del nervio ciático por el músculo piramidal, produce una serie de
síntomas y signos, que son los que se conocen como síndrome del músculo
piramidal. Es una afección bastante frecuente en el campo de la actividad
física y el deporte, también se le conoce como síndrome del conductor, puesto
que afecta con relativa frecuencia a los profesionales del volante y sus signos
empeoran en posición de sedestación, por la compresión y estiramiento del
ciático.
Síntomas
y diagnóstico:
Se
puede sentir dolor o parestesias a nivel local y también extenderse a la región
lumbar, ingle, nalga, zona perineal y parte posterior del muslo hasta la
rodilla. El dolor se puede confundir con el de una ciática, dada su proximidad.
En ocasiones, cuando el músculo piramidal está contracturado, comprime el
nervio ciático y se produce la llamada falsa ciática. Es decir, tiene la
misma sintomatología que un dolor ciático pero en realidad es producido por la
compresión del piramidal.
Una característica básica para poder diferenciar entre ambas patologías es
que en caso de falsa ciática, el dolor o las parestesias se producen desde las
lumbares hasta la rodilla, mientras que en caso de un problema del nervio
ciático, superan la rodilla y llega hasta la planta del pie. Es
necesario hacer un diagnóstico diferencial para el buen tratamiento del
problema.
Signo
del piramidal:
El
acortamiento del piramidal suele producir una rotación externa del pie del
mismo lado cuando ponemos al paciente en decúbito supino, tal como se muestra
en la imagen (ya que como hemos dicho antes este músculo tiene función de
rotador externo).
No
es una prueba concluyente, pero si la persona presenta los síntomas y aparece
este signo, se ha de pensar en un posible acortamiento del piriforme. La
ecografía y la resonancia magnética, pueden desvelar más información sobre la
afectación de estas estructuras. Esta afectación suele responder bien al
tratamiento conservador en la mayoría de los casos (tratamiento del que más
adelante hablaremos), y en raras ocasiones se ha de recurrir a técnicas más
invasivas, como la infiltración de corticoides-ozono o el abordaje quirúrgico,
mediante una técnica descompresiva para el nervio.
Tratamiento:
La
primera etapa del tratamiento es analizar el motivo por el cual se contractura
el músculo piramidal, ya sea por un mal gesto deportivo, mala postura en el
trabajo o una alteración biomecánica de las piernas o de la pelvis.
El
tratamiento general incluirá:
-
Masaje; tratamiento del tejido blando.
-
Manipulaciones; valorar vértebras lumbares,
sacro-ilíaca, coxis, cadera, rodilla y tobillo.
-
Estiramientos; piramidal, psoas-ilíaco, glúteos,
tensor de la fascia lata, isquiosurales, cuádriceps… y en general toda la
musculatura del tren inferior que pueda verse afectada por una anomalía en
dicho músculo.
-
Aplicación de frío-calor.
-
Autoestiramientos que realice el paciente,
siguiendo las indicaciones del profesional.
Al
paciente es fundamental que se le indique la realización de un programa de
estiramientos domiciliarios que debe realizar a diario e incluso cuando los
síntomas desaparezcan para evitar recidivas. Como fisioterapeutas si
queremos asegurarnos que el paciente realice dichos ejercicios, lo ideal sería
mandarle a parte estiramientos que pudiera llevar a cabo mientras se
desenvuelve en su día cotidiano. Es decir, mientras ve la tele, se lava los
dientes… De esta forma conseguimos que el paciente lo tome como costumbre y nos
aseguraremos que por lo menos este grupo de ejercicios, los lleve a cabo.
Ejercicios de autoestiramiento:
Casi
siempre es necesario estirar el músculo piriforme para aliviar el dolor que
pasa por el nervio ciático y esto se puede lograr en varias posiciones
diferentes. Pueden emplearse varios ejercicios de estiramiento del músculo
piriforme, de los músculos isquiosurales y de los músculos extensores de la
cadera, para reducir los síntomas de dolor que pasan por el nervio ciático y
recuperar la amplitud de movimiento del paciente.
Entre
los ejercicios de estiramiento comúnmente recetados para tratar los síntomas de
la ciática debido a problemas del músculo piriforme están los siguientes:
-
Primer ejercicio; el
paciente debe encontrarse en decúbito supino, a continuación debe llevar la
pierna afectada hacia el pecho, agarrando la rodilla con la mano del mismo lado
del cuerpo y cogiendo el tobillo con la otra mano. Tratando de comenzar el
movimiento con el tobillo, lleve la rodilla hacia el tobillo opuesto hasta sentir
el estiramiento. Mantener el estiramiento por 30 segundos y luego vuelve con
cuidado a la posición inicial.
- Segundo
ejercicio; el paciente de nuevo en decúbito supino, flexiona la
pierna afectada y pone ese pie en el suelo al otro lado de la rodilla opuesta.
Lleva la rodilla de la pierna doblada directamente por encima de la línea media
del cuerpo, utilizando la mano opuesta hasta sentir el estiramiento.
-
Tercer
ejercicio; paciente boca arriba en el suelo, cruzando la pierna
afectada sobre la otra pierna al nivel de las rodillas y con ambas piernas
dobladas. Lleve la rodilla inferior suavemente hacia el hombro del mismo lado
del cuerpo hasta sentir el estiramiento.
- Cuarto
ejercicio; paciente arrodillado con las manos en el suelo, y pone el
pie afectado al otro lado y debajo del cuerpo, para que la rodilla afectada quede
fuera del tronco. Extiende la pierna no afectada directamente hacia atrás y
mantiene la pelvis recta. Manteniendo la pierna afectada donde está, mueve las
caderas hacia atrás, hacia el suelo, y se inclina hacia adelante sobre los
antebrazos hasta sentir un estiramiento profundo.
Consejos
para deportistas:
-
Elegiremos la zapatilla adecuada al terreno. Si
vemos que el calzado es muy plano, conviene poner un alza en el talón y un poco
de algodón debajo de la cara interna de la plantilla para que apoye bien el
arco del pie.
-
Modificación de la zancada.
-
Entrenamiento; evitaremos los terrenos duros.
Disminuiremos la intensidad.
-
Suprimiremos las causas que hagan que reaparezca el
dolor, como entrenamientos intensivos sobre terreno duro, series, cambios de
ritmo, correr cada día.
-
Intentar parar unos días (dependiendo de la gravedad
del dolor), evitaremos largos trayectos en coche, la posición sentado largo
rato, estar mucho tiempo de pie.
-
Vaciar el organismo de toxinas acumuladas bebiendo
agua en abundancia (al menos dos litros de agua por día), disminuiremos la
ración de carne, evitaremos los alimentos de difícil digestión, los platos con
salsas…
-
Estirar la musculatura, principalmente piramidal,
glúteos, abdominales, cuádriceps, isquiosurales y gemelos.
-
Fortalecer la zona lumbar y abdominal.
Como
en toda afección mecánica es imprescindible llegar a la causa primaria de la
lesión con el fin de evitar que se vuelva a producir, incidir sobre un correcto
mantenimiento de la postura, corregir posibles dismetrías, problemas podales o
malos hábitos en la realización de las tareas habituales, esta ha de ser la
meta final del tratamiento.
Es
importante también, que una persona afectada por el piramidal, no use los
bolsillos traseros del pantalón, para así evitar comprimir el músculo cuando se
encuentre en sedestación.
Fuentes:
saludablemente.es
Revista
digital sobre salud natural.
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